Al regresar al país, llamé a Rafael Bello Andino al Palacio Nacional y le encantó la idea. Me dijo que hablaría con el Presidente Balaguer. Balaguer estuvo de acuerdo. El embajador estadounidense, Robert Hurwitch, estuvo muy de acuerdo.

Me fui a la Catedral y hablé con el Cardenal Beras, quien también asintió. Luego contraté los servicios de Horacio la Madrid para llevar a cabo la cobertura del acto y ponerla en el satélite de transmisión.

Todo salió a la perfección. Un par de horas después de realizarse la transmisión, que fue captada por NBC en Nueva York, recibí una llamada de mi hermano Ito (José Eliseo) quien estaba pasándose ese día de fiesta en Boston, junto a los familiares de su esposa Vilma. Ito me dijo: “Mesié, acabo de verlo en la televisión, en un acto que se celebraba en la Catedral, fue una gran sorpresa para mí y toda la familia oír su voz y luego verlo en la imagen de la televisión, lo felicito”.

Ese momento marcó la ocasión en que por primera vez se hacía un programa de televisión en vivo, para ser transmitido vía satélite, fuera del país. Quedó para la historia.