El diálogo entre los ejecutivos de Barrick Pueblo Viejo y los campesinos que serán desplazados por la construcción de una presa de colas de la empresa minera en Sánchez Ramírez, avanza significativamente, aunque con algunos puntos en desacuerdo.
La comisión que representa a las familias que serán desalojadas rechaza el lugar donde está prevista su reubicación, por entender que no tiene capacidad para la producción agrícola, su principal fuente de ingresos.
«Hacemos exigencias de un reasentamiento digno y justo, de que se provean los medios de vida de una comunidad campesina que no puede ser convertida de manera arbitraria en un barrio urbano», declaró Fernando Peña, delegado de las comunidades ante la comisión mediadora.
Entiende que los lugareños no solo deben ser resarcidos según los estándares internacionales, sino también que sus propiedades, frutos, negocios y siembras sean pagados a un precio justo.
Para el próximo encuentro, las partes deben entregar por escrito las propuestas con sus demandas y el plan a ejecutar para realizar el reasentamiento.
Barrick Pueblo Viejo también debe entregar el censo que realizó en las localidades que serán afectadas.