El dictador bielorruso, Alexánder Lukashenko, parece dispuesto a acabar lo antes posible con una revuelta que amenaza con demoler su régimen a medida que pasan los días. Esta mañana reunió una vez más a su Consejo de Seguridad para disponer medidas con las que espera normalizar la situación en Bielorrusia después de 11 días ininterrumpidos de manifestaciones y huelgas por todo el país.
Estallaron porque la oposición y sus partidarios dan por hecho que las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto fueron manipuladas y no fue Lukashenko el vencedor sino su adversaria, Svetlana Tijanóvskaya, refugiada actualmente en Lituania. Pero el autócrata se propone reprimir aún más las protestas, sigue desplegando tropas en el límite con Polonia y se prepara para cerrar a cal y canto todo el perímetro fronterizo del país.
«He ordenado al Ministerio del Interior no permitir que se produzcan más disturbios en las calles, especialmente en Minsk. La gente está ya cansada y quiere paz y tranquilidad», afirmó Lukashenko tras una reunión del Consejo de Seguridad. «He dispuesto también el reforzamiento de la protección fronteriza en todo su perímetro para impedir la penetración en nuestra república desde otros países de pistoleros, armas, munición y dinero para financiar la revuelta», declaró igualmente citado por la agencia BelTA.
Poco antes, durante la reunión con la cúpula del Gobierno y las Fuerzas de Seguridad, incluyendo además por videoconferencia a dirigentes regionales, el presidente bielorruso arremetió contra la oposición y, en particular contra el recién creado Comité Coordinador con el que Tijanóvskaya se propone pilotar de forma pacífica la transición hacia unas nuevas elecciones y emplearlo como instrumento de diálogo con las autoridades y con el propio presidente, al que exigen su dimisión.
Sin embargo, Lukashenko tachó este miércoles de «ilegal» al Comité Coordinador y le llamó «centuria negra». Este órgano mantuvo su primera reunión ayer martes y designó a sus 70 miembros. Hoy ha sido elegido su presídium, compuesto por siete miembros, del que formarán parte, entre otros, la escritora bielorrusa y premio Nobel de literatura Svetlana Alexiévich, María Kolésnikova, una de las mujeres que arropó a Tijanóvskaya durante la reciente campaña electoral, y la representante de la líder opositora, Olga Kovalkova.
Refiriéndose a los 70 miembros del Consejo Coordinador, Lukashenko dijo que «no hay carteras suficientes en todo el país para tantos cargos (…) pero sí tenemos escobones y palas de sobra para proporcionarles». A su juicio, «la legislación del país no contempla la formación de órganos de poder alternativos».
Rastreo de los «movimientos de la OTAN»
El mandatario bielorruso atacó también a Occidente. «Los estados occidentales declaran directa y abiertamente, sin ocultarlo, que reúnen medios y los envían a Bielorrusia», aseguró, y les aconsejó «ocuparse de sus propios problemas». Citó en particular los «chalecos amarillos» en Francia, las protestas raciales en Estados Unidos y las movilizaciones en Alemania y en otros países europeos contra las restricciones vinculadas a la pandemia de coronavirus.
Según sus palabras, todos esos países «están afilando sus sables, pero recibirán una respuesta contundente». Deploró el hecho de que en la ciudad de Grozno se hayan visto manifestantes agitando banderas polacas. «Esto es intolerable (…) vamos a acabar con todo esto de forma drástica», advirtió, señalando después haber dado instrucciones al Ministerio de Defensa «para rastrear los movimientos de la OTAN en Polonia y Lituania». Ayer martes, había anunciado ya el despliegue de «unidades de combate» del Ejército bielorruso en la frontera occidental, medida que causó estupor en Polonia y un mensaje de apoyo de la OTAN a Varsovia.
También el Ministerio de Exteriores bielorruso ha recibido la orden, añadió el dirigente bielorruso durante la reunión de hoy miércoles, «para que se informe a los socios occidentales sobre la situación en Bielorrusia y sean advertidos de la responsabilidad en la que están incurriendo por los desórdenes en curso». «No estamos solos», pronunció Lukashenko acaloradamente, refiriéndose a los asistentes a los mítines de apoyo a su persona en Minsk y en otros puntos del país. «Tenemos en qué apoyarnos, se equivocan quienes creen que estamos cediendo y que el poder se está tambaleando», recalcó.