InicioOpinionPartido, Gobierno y empleos

Partido, Gobierno y empleos

por Guido Gomez Masara.- Tantos años fuera del Gobierno generan la entendible convicción de que el éxito electoral se traduce en una inmediata inserción en el aparato estatal. Lamentablemente, las reformas institucionales tendentes a la profesionalización del empleo en el sector público no transforman la mentalidad clientelar, y peor aún, provocan sospechas en la medida que los cambios maquillados de progreso representan el ardid por excelencia de un blindaje de permanencia indefinida que, en el terreno de los hechos, es sinónimo de que la derrota en las urnas del oficialismo no desampare al ejército de presupuestófagos con ropaje de funcionarios de carrera.

El 4 de enero del 2008, la sala de sesiones del Senado formalizó la Ley No. 41-08 de Función Pública y nadie en su sano juicio impugna el esfuerzo e interés de garantizar estabilidad en el empleo a la legión de ciudadanos que históricamente padecen los efectos de perder sus espacios en el tren administrativo como resultado del cambio de Gobierno. Ahora bien, cuando el artículo 84 incorpora la noción de “faltas de tercer grado” establece las bases para desmitificar la idea de que un servidor público de carrera es inamovible. Por eso, en el razonamiento de las fuerzas victoriosas en los pasados comicios descansa la convicción de un mayor nivel de participación en las tareas oficiales debido a un ejercicio de elemental matemáticas injustas y no adecuadas a la realidad de un Estado que “cambió” desde la óptica del diseño peledeísta. Así anda la distribución al cruzar la nómina con los padrones electorales, y de los 570,279 empleados públicos: 260,098 pertenecen al PLD, 164,915 están en el PRM, 50,838 siguen las orientaciones del PRD y 36,571 en el PRSC.

El PRM tiene una raíz de corte popular heredada del viejo partido. Aunque el éxito tocó las puertas de la nueva organización, la esencia y base social anda asociada al memorial de luchas democráticas relacionadas con el PRD. Inclusive, sectores populares que cooptó el PLD desde su llegada al poder tenían de elemento seductor la nómina gubernamental que, vestida de PEME o programas sociales intercambiaba ayudas por votos. Y no tengo dudas que la tradicional franja de ciudadanos de los sectores medios y pobres, sentían una mayor atracción por las características del viejo partido y su líder histórico, José Francisco Peña Gómez. Ahora que los resultados del 5 julio derrotaron 16 años de Gobierno, en la base de los sectores que se alzaron con el triunfo no se comprende con claridad, el variopinto de acuerdos que incorporaron expresiones económicas y sectores políticos, tradicionalmente adversos, pero indispensables en la elaboración de sumatorias necesarias para ganar en primera vuelta. Y en ese sentido, el ritmo de la pasiva inserción en el aparato público crispa al segmento con mayor sentido de militancia porque desconoce las razones de promociones, designaciones y premios en el tren gubernamental, que desdibujan la clásica idea del típico perremeísta.

El error de canalizar las inconformidades respecto de cuotas de participación reside en que los auténticos reclamos no pueden revivir ataques desproporcionados y atrincheramiento estridente, capaz de devolvernos a los escenarios fratricidas de Guzmán-Jorge Blanco, Peña-Majluta, Hatuey-Hipólito. La sociedad que dejó de simpatizar por el PRD en los 80 terminó cansada de un liderazgo que trasladó al seno de las instituciones sus querellas internas, y para entender la victoria de Luis Abinader y extender el éxito en futuras refriegas políticas, no podemos excluir que, al igual que las traumáticas contradicciones de la vieja organización, también el factor irracional en las disputas entre Danilo Medina y Leonel Fernández, habilitó la carretera de resultados favorables al PRM. De ahí, la capacidad de penalización de la ciudadanía frente a comportamientos incorrectos de los políticos que debe ser interpretada con bastante claridad. Ahora bien, se puede coincidir o no con el gabinete actual, andar inconforme por no retribuir el esfuerzo de las bases, reaccionar con ira ante la suerte de los que llegaron último, molestarse por expresiones militares y policiales comprometidas con la pasada administración, escuchar las etiquetas de elitistas, pero lo básico e indiscutible consiste en recordar lo trascendental y simbólico de sacar al PLD del poder.

El principal desafío del PRM consiste en leer con mayor sentido político la realidad social y económica porque nuevos actores pululan en la escena pública. Además, la activación del aparato organizacional es vital para las tareas inmediatas donde el instrumento electoral será esencial en la defensa de la gestión, correa de transmisión ante los reclamos de participación y referencia de una renovación ética en la actividad política.

jenchy9suero@gmail.com

jenchy9suero@gmail.com

Jenchy Suero
Jesús Antonio Suero Castillo (Jenchy Suero), nació en San Juan de la Maguana, catedrático universitario, comunicador, economista y abogado. Ha dirigido diversas entidades profesionales y organizativas de la sociedad, etc. Jenchy Suero, conduce y produce el programa televisivo: “Primera Hora” y conduce “Panorama Social, ambos cada día de lunes a viernes en la televisión de Santo Domingo República Dominicana.

jenchy9suero@gmail.com
jenchy9suero@gmail.com
Jenchy Suero Jesús Antonio Suero Castillo (Jenchy Suero), nació en San Juan de la Maguana, catedrático universitario, comunicador, economista y abogado. Ha dirigido diversas entidades profesionales y organizativas de la sociedad, etc. Jenchy Suero, conduce y produce el programa televisivo: “Primera Hora” y conduce “Panorama Social, ambos cada día de lunes a viernes en la televisión de Santo Domingo República Dominicana.
- Advertisment -

Most Popular

Recent Comments